martes

Valija de herramientas

Valija de llevar herramientas y materiales: Es la que me acompañó durante toda la vida y me voy a explayar sobre el uso y abuso que hice de la misma. Sus medidas son: 0,47 m x 0,33 ½ m x 0,13 m. El material con que está hecha la caja es de pino ferrocarril de ½” de grueso; tapa, contra tapa y fondo son de terciado de 5 mm de grueso, pero laminado, cuya madera es araucaria, (laminado quiere decir que cada milímetro del terciado, es una chapa de madera, siempre se van cruzando las vetas de las mismas y eso le da una resistencia increíble pues no sufre ningún tipo de deformaciones) Antiguamente a las maderas se las denominaba por el medio en que eran transportadas, sobre todo a las de pino y éstas eran de origen brasileño, obviamente las de pino ferrocarril, venían por ese transporte, el pino balsa, obviamente venía por agua, en “jangadas” que llegaban hasta Federación. Tengo entendido que a la jangada la dirigía uno o más hombres. Estaba compuesta por troncos de los árboles de pino y otras variedades. Hay que tener en cuenta, que venían muchos troncos de árboles, la cantidad la desconozco, pero un detalle, la madera de pino a la que me refiero, se la adquiría en las siguientes medidas: ½” x 12 “ x 18 pie, ¾” 1” 1 ½” 2”,es decir de 5,50 m de largo, siendo estas medidas las más usadas. Ahora bien, en Federación se aserraba los troncos y de ahí salían a la venta de acuerdo al pedido de los clientes. Me referiré a dos negocios dedicados a tal fin. Uno era la Barraca Americana de Hufnagel Plotier, firma inglesa, de la que todavía están las instalaciones, en calle Rocamora y Costanera Paysandú y el otro era La Forrajera localizado en bulevar Irigoyen, frente a la Estación del ferrocarril, , cuyo dueño era Don Aron Espilgember, que vivía en la esquina de calles Urquiza y Estrada, además vendían lapacho , cedro paraguayo y todo tipo de bulones y arandelas . Con lapacho que fui, elegí y compré en “ La Forrajera”confeccioné dos portones para colocar en la entrada de Talleres Municipales , en calle Mitre, entre Maipú y Millán, a uno de esos portones lo cambiaron por otro metálico, que es el que está al lado del sindicato municipal; el otro todavía está, revestido con chapa, de canaleta chica. Los herrajes de los mismos fueron hechos totalmente en la herrería de los Talleres Municipales, por un señor herrero, Don Raúl Giuzzio, en un todo de acuerdo a lo pedido por el jefe de carpintería Don Luis Pichelli. Se los ve a simple vista, son sendos hierros, el de arriba, es una planchuela de 3/8” x 21/2” que está amurada a la pared y tiene un “ojo,” donde calza el larguero lateral de una de las hojas y este a su vez está abrazado y abulonado con una planchuela del mismo espesor que la del “ojo,” ese trabajo se repite en las dos hojas. En la parte de abajo (el lateral del “ojo”) la planchuela abraza el lateral y el travesaño inferior, pero con un pivote hecho artesanalmente que gira, en un pozo u hoyo hecho con un martillo bolita, en otra planchuela, de más o menos, 1” de grueso, la que va amurada entre la pared y el piso ,a plomo con la de arriba. Es el sistema más viejo y eficaz para colgar portones pesados, pues así como es fácil colocarlo, también se lo saca. Del lado de adentro, tiene en el travesaño central, una madera de 2” x 3,” por supuesto de lapacho de más o menos 1 m de largo, que gira en un bulón que hace de eje de la misma, colocado casi siempre en la hoja izquierda, mirándolo desde adentro y que hace las veces de tranca y que con una serie de planchuelas en ángulos se lo traba desde el lado de adentro, hasta se le puede poner un candado y para cerrarlo de afuera lleva dos planchuelas, una en cada hoja enfrentadas, con un agujero como para pasar un candado y poder cerrarlo. En una de las hojas, ahí se elige la derecha, se hace una pequeña puerta que sirve para las dos cosas, (abrir o cerrar) y puede ser su cierre a candado o a cerradura. En el año 1954 hicimos, con don Luis los moldes, (de Lapacho por supuesto) para hacer los bancos de portland con patas del mismo material. Estos bancos están por toda la ciudad de Concepción del Uruguay, son los que tienen los bordes bien redondeados, se los hacía en los talleres ahí en calle Mitre. El responsable de hacerlos con su personal, era don José Viricich, en realidad él era el encargado de la sección caños de hormigón armado y le anexaban todo lo que tenía que ver con este material, “el hormigón”. Estos caños se hacían con moldes desarmables, de chapas de hierro en dos medidas de 30 y 60 cm de diámetro por 1m de largo, todos los días se hacía un juego, se los usaba en alcantarillas, en los cruces de calle, en la entrada de los domicilios que así lo requirieran. En ese entonces se acostumbraba también en los cruces de calles, donde corría mucho el agua, hacer badenes a cielo abierto, calzados con piedra de cantera y era un trabajo bárbaro que llevaba mucho tiempo y personal. Por ese entonces estaba de Jefe de Obras Públicas Don Luis Noivower. Un día, viene a los talleres y habla con Don Luis Pichelli, diciéndole que le haga moldes para hacer bloques de hormigón, para hacer pasadizos y badenes y don Luis me da la orden y sus medidas, eran de 0,30 x 0,30 y de 0,30 x 0,60 m. y 0,15 m de grueso, no tenían hierro. Todavía se los puede ver en muchas calles de mi Uruguay. Estos moldes también fueron hechos con Pino Ferrocarril, pero de 11/2” de grueso, y se ocupó un tablón de 5,50 m. Salieron dos moldes y eran desarmables con un hierro de 10 mm, el que tenía de un lado una cabeza y en la otra punta roscado con tuerca, a su vez una planchuela del lado de afuera para evitar el desgaste, la que estaba atornillada, así que todos los días se hacía un juego. En la misma época, tuve que hacer un molde desarmable, para hacer piletas de hormigón, de las que todavía se pueden ver en el cementerio, por ejemplo. Las pidió el padre de Canito Bonifacino, para el Matadero Municipal, para la limpieza y el lavado de las achuras de la matanza diaria, donde se usaba mucho agua, por el tema de la sangre y la bosta. Todos los días concurrían a los talleres tanto, el Jefe de Obras Públicas, como el Inspector General… era un punto neurálgico, Ahí se impartían órdenes de trabajo y se cumplían, cuando ven la primer pileta, ya nomás, se les antojó a todos, así que marchen piletas para Plazas, Parques, Vivero, Cementerio... Además se repararon todos los bancos de la plaza, esos que están pintados de verde, también me tocó a mí ese trabajo, comprándose la madera para ello, en estas casas que he mencionado, como también los moldes de las letras, del monumento a URQUIZA. Estas dos casas eran las que adquirían la madera en Federación y se encargaban de aserrarlas en sus muy buenas instalaciones, con máquinas adecuadas y personal idóneo, uno de ellos vecino mío, llamado Choño Cabrera, que después hicimos varios trabajos más, me refiero a laburo particular, cuando salía uno grande buscaba a alguien, y muchas veces como ya lo mencioné, a él. La primer manija de esta valija, para transportarla era de cuero y duró muchos años, cuántos no recuerdo, pero al romperse varias veces, y remendada otras cuantas, le coloqué ésta que tiene ahora, que es de un estuche de máquina de coser, pero como lleva tanto peso, está abulonada. El cierre original era el tradicional de valijas de llevar ropa, pero no aguantó, entonces le puse éste que es especial para cajas de herramientas, con seguro y para colocarle candado; es galvanizado y también está abulonado. La bisagra usada para unir las dos partes es la denominada tipo piano, es decir enteriza y está asegurada con 25 tornillos para madera 17 x 20. La contra tapa se acciona con dos bisagras tipo libro de 40 mm aseguradas con 4 tornillos 17 x 20 y 4 remaches al terciado, que hace de contra tapa, el que a su vez tiene triple cierre de seguridad , dos pasadores made in casa, remachados en dicho terciado, más un seguro que consiste en un tornillo 3/16” rosca fina cabeza redonda con arandela plana de 4 mm para evitar el desgaste al uso intensivo, este tornillo se sujeta por medio de una tuerca que está trincada (asegurada) dentro de una chapa, la que a su vez está atornillada y remachada en una de las maderas centrales del anaquel, que está compuesto de 21 subdivisiones de distinto tamaño, en las que se llevaba lo necesario para poder trabajar, como ser clavos, puntas parís, punta fina c/c y s/c, tornillos todas las medidas (las más usuales) y herramientas de mano chicas y en la caja el resto de las herramientas, estas varían según el trabajo a realizar. En los anaqueles quedan para el recuerdo lo siguiente: Topes de goma roja de dos tamaños, se usaban en puertas de muebles para amortiguar el golpe al cerrarlas, dos cierres de bronce a resorte automáticos, son un lujo, 6 aros metálicos para toldos de lona que se usan en los patios (van cocidos y luego se deslizan sobre alambres tensados), dos pasadores de seguridad de 12 y 5 cm c/u, una bisagra libro de 2”, dos vástagos roscados de 3/16 x 2” para fijar perillas ó manijas, dos clavos galvanizados de ¼” x 3 ¼” punta cuadrada, torcinados, cabeza redonda con corte para destornillador (después del ultimo golpe se podía darle un giro aprovechando este corte, un bulón 8 x 50 mm cabeza hexagonal con dos tuercas),10 tornillos para madera 23 x 25, 3 ganchos contra viento de 1 ¼”,dos pitones abiertos de 31/6 x 1” x 11/4”, 6 clavos punta parís de 21/2”, como 50 como 50 clavos comunes de 2” y 50 mas o menos de 1” 1 tornillo cabeza chata, con roca de 11/4”, en la otra parte de la valija hay; dos envases chicos, uno con grasa de litio y el otro es un gotero con aceite de lubricar, varios trozos de lija, una hoja sierra para metales usada, un trozo de piedra para asentar algún filo, una cupla galvanizada de 20x 35 mm, y un trozo de sierra para encolar, con 0restos de la última vez que fue usada. Cuando se trabajaba en obra y se llevaban todas las herramientas, esta quedaba chica así que había que llevar un baúl. En los ocho ángulos de la valija están asegurados con escuadras de ambos lados (de adentro y de afuera )y remachados, pues era tal el peso que se transportaba, que de la única manera de no perder algo y que no se rompa era así. Para mayor seguridad, y evitar el desgaste en el traslado y uso intensivo, tiene esquineros metálicos, los que están asegurados con clavos cabeza redonda. En el centro de la tapa, está embutido el monograma de mis iniciales, que está hecho por mí, en aluminio y asegurado por 4 mini clavos cabeza redonda. A esta valija la he usado para pararme arriba en todas las posiciones y está como el primer día, ésta vendría a ser la precursora de las cajas de plástico multi función que todo el mundo usa, que dicho sea de paso yo también las tengo. Una anécdota: Un día cualquiera hace años, cuarenta y pico, más o menos, salgo yo con mi valija cargada, a realizar un laburo, en bicicleta, que dicho sea de paso, me la gané haciendo una mesa de 2 m x 0,80 patas torneadas, con 6 sillas plegables y un aparador con alzada y espejo al fondo y dos columnas al frente torneadas, un lujo todo esto en madera de paraíso. Parece mentira pero uno ve esos muebles y están tal cual. Lo más interesante es que la bicicleta me la dieron en pago por “todo ese trabajo”, que no se cuánto tiempo me llevó. El que me guió en hacer este juego de muebles, fue el Maestro Neftali Osorio, pues recién me acababa de recibir de carpintero, (por ser buen alumno el me llevó a su taller que quedaba al fondo de su casa, en calle Artusi 721 y me pagaba $1 la hora y como a las 10 de la noche me decía, “che Toledo ándate que tu madre debe estar preocupada” y yo le contestaba, pero no Maestro si mama sabe que estoy acá (reflexionaba yo una hora mas es $1 mas) Lo interesante de esto, es que el pago (x mesas y sillas etc.) por el trabajo realizado, fue a medias, pues dicha bicicleta no tenía ni cubiertas ni cámaras, es evidente que el que me pagó con esto, le faltaron “veinte para el peso”. Conclusión; el derecho de piso por el primer trabajo que hice, considero que fue demasiado alto. “retomo el hilo “Yo era soltero, estaba en la casa de mi vieja, así que por lo tanto tomo la valija con la izquierda la coloco sobre el manubrio de dicha bicicleta, y con la derecha manejaba, así que salgo rumbo a la calle Alberdi, téngase en cuenta que por aquellos años, las calles eran de tierra, es decir en mal estado. Al llegar a dicha calle cruce, tenía alcantarillas, y el desagüe era una zanja en todo su recorrido yendo por el medio de la calle que en ese entonces se llamaba 6 del oeste sur, paso por la alcantarilla valga la redundancia y cuando iba a doblar para tomar la Alberdi, se me quiebra el manubrio, con tal mala suerte que fue en medio del estén. Que es el “estén”; el centro del manubrio, va apretado en esta pieza así llamada, por medio de un tornillo , y en ese lugar tenía mas o menos 2,5 cm de diámetro, es de caño con dos ojos, donde va el famoso tornillo que fija el manubrio, este (el estén) a su vez, esta calzado dentro de la horquilla, y esta asegurado con otro tornillo, de mas o menos 20 cm de largo, de rosca fina, teniendo la punta del caño, unos cortes, que al ser apretados por una tuerca especial cónica, que cuando mas se gira con la llave, de la cabeza que sobresale en forma hexagonal, logra la firmeza que es necesaria para mantenerlo bien asegurado. Bueno ahí al medio se me rompió el manubrio, así que yo pierdo sustentación, la bici agarra para el lado de la zanja, y yo vuelo, pero a la valija no la largué, para ese entonces estaba montado a horcajadas, cuando caigo al medio de dicha zanja, lo que quedaba del manubrio y el estén, me lastime todas las bolas y las piernas, fue un golpe muy feo, muy fuerte. Así que ya ven pagué un derecho de piso muy alto, no en vano hay un dicho que dice, “ A golpe se hacen los hombres” . En la segunda foto de la valija ya descripta, se puede apreciar el monograma en la tapa. Delante se observan dos “coleros”: Se los denomina así pues son de la época en que los carpinteros en general, encolaban con cola caliente, muebles, aberturas, bastidores, etc. El mas grande es el Nº 2/0 marca P-A (está dentro de un circulo) todo en relieve y es de industria Argentina. El mas chico es el Nº8/0 también marca P/A y de Industria Argentina. Los dos son ollas de fundición, una dentro de la otra, la que entra dentro del receptáculo mas grande, tiene como un aro ó borde para que quede un espacio para el agua, pues trabajan al “baño María” y se los usaba de la siguiente manera: La cola (conocida como “cola de pescado”) venía en placas de mas o menos 15 ó 20 cm x 7 cm y 4mm de grueso, las que para usarlas se las “picaba” de la siguiente manera, se ponía una de las placas envueltas en un trapo viejo, o en una arpillera y con un martillo se la golpeaba lo mas chica posible, para que se derritiera mas rápido, si estaba bien seca se hacía fácil la tarea, pero si estaba húmeda como una goma era difícil de romper. Logrado esto se colocaban dentro del receptáculo (en el grande entraban dos placas) se le ponía agua al más grande hasta donde empieza el primer desnivel, tiene que quedar una cámara de aire para que al hervir no se derrame el agua y apague el fuego, y el que lleva la cola el agua necesaria, estaba lista para usar cuando uno levantaba la varilla y la cola caía como un hilo, por eso la importancia de la cantidad de agua, la que se ponía a ojo de buen cubero. Si estaba aguachenta no pegaba. Con esta cola se tenía que trabajar muy rápido y si era mucho a encolar con un ayudante, pues al tomar aire se secaba rápido. Cada tanto había que limpiar el colero, pues como es lógico a veces se ensuciaba y esto se lograba poniéndolo dentro de un tarro grande con agua a la noche y al otro día ya se podía lograr el objetivo. Casi todos los días se encolaba algo, así que lo primero era prender fuego, tomar mate (más vale) y poner a calentar la cola, para este menester había un lugar ya designado y era lejos de cualquier peligro de incendio por razones obvias. Cuando aparecieron los muebles en general, es decir de uso masivo, sin estilo definido, como ser roperos, cómodas, mesas de luz , trinchantes etc. para abaratarlos pero darles la apariencia de muy buena calidad se los enchapaba con cola caliente con un martillo especial, que era el martillo valga la redundancia, de “enchapar”. Las chapas más comunes eran las de nogal, raíz de nogal, cedro, petiribi etc. El procedimiento era el siguiente, no se si ya lo describí anteriormente pero bien vale la pena repetirlo, pues realmente eran unos artistas no artesanos, el que hacía este trabajo era (en una fábrica de muebles)oficial. Continúo… la madera más usada tanto para muebles como para aberturas era el pino blanco (importado por supuesto) como se hacía todo a mano, se cortaba, se cepillaba, esta madera era una “manteca” , construído se procedía a enchaparlo. También había otros tipos de cola caliente, como ser la de conejo, que se la usaba igual que ésta al “baño María” y era placas muy finas y traslúcidas como un vidrio era usada para instrumentos musicales (violines, chelo etc.). El colero Nº 8/0 era usado para trabajar en obra, es decir uno se trasladaba con banco de carpintero, baúl de herramientas y todo lo que fuere necesario (mas vale que el baúl tenía candado) supongamos las aberturas a ajustar y colocar y hacer todas las terminaciones, puertas, ventanas, placares, zócalos etc. Con el tiempo apareció la cola fría en polvo, era una cola medio granulada y al revés de esta se la preparaba con agua, pero fría es decir natural, en cualquier tarro y la proporción era de dos partes de agua y una de cola, se la batía bien y se la dejaba descansar hasta que se homogeneizara luego se procedía a encolar. Aquí ya aparecieron los muebles emplacados, mas baratos, se los hacía en serie para abaratar costos. Las mueblerías siempre existieron, estaban los muebles de estilo: FRANCES, CHIPENDALE, YNGLES etc. Que todavía los hay y daban grandes facilidades para la compra de muebles en general y ahí cambio del “enchapado” al “emplacado”, que se hacía con un bastidor cola fría y terciado de ambos lados. Los más ordinarios eran de terciado de 3 mm de grueso, de una calidad media. Acá yo conocí el terciado (la norma de calidad era la letra b) bb (se pedía 2 b) muy buena, bbb buena, después venía un terciado que era usado para fondos, de muebles, cajones, interiores. Como todo se acaba en esta vida, la famosa selva brasileña y paraguaya empezaron a aparecer terciados de maderas que se usaban para embalajes, ojo aquí en Uruguay porque si uno va a BS AS ahí hay de todo pero como dice el refrán “lo que cuesta vale” hay que ponerse. También apareció la madera aglomerada, que es madera triturada unida con cola vinílica a una presión de 500 KG por M2 en prensas hidráulicas especiales en paneles de todos los gruesos, con esto aparecieron los laminados plásticos (como ser fórmica que es una marca) y ahora el fibro-fácil al que se le agrega la melamina del color y la textura que se le ocurra, es decir los materiales para hacer muebles día a día van cambiando, pero un consejo, hágalos de madera-madera.

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